Como profesional de la comunicación, veo con preocupación cómo se ha perdido la cultura del esfuerzo en esta profesión. Quiero achacarlo a la bonanza económica que vivimos en tiempos pasados, pero, en plena crisis, como la que estamos viviendo no le veo justificación.
El profesional, el buen profesional debe velar por los intereses de su cliente y aplicar para ello la herramienta más eficaz de la que dispone: la imaginación, que en estos tiempos parece escasear.
Por favor, colegas, aplicadla en todas las disciplinas, no solo en la creatividad; explorad nuevos formatos y soportes, que los hay muy interesantes, y buscad nuevas maneras de llegar al cliente de vuestros clientes.
También el anunciante tiene culpa, y mucha, por no exigir una mejor comunicación, por exprimir los presupuestos hasta la ridiculez y sobre todo, por no respetar el trabajo nuestro trabajo y querer imponer un criterio carente de todo conocimiento, lo que en muchas ocasiones lleva al profesional a la apatía creativa.