Repase durante un momento los correos electrónicos que han llegado a su bandeja de entrada durante las últimas 24 horas. Seguro que más de un mensaje cumple alguna de estas características:
-Quilométricos hilos de respuesta, con varios mensajes encadenados uno tras otro, en los que a veces se pierde el mensaje original y nos perdemos entre líneas y líneas de réplicas.
-Al final de los mensajes, enormes parrafadas referentes a avisos legales, y condiciones de uso y privacidad (que probablemente nadie lee jamás).
-Asuntos en los que se amontonan los "Fw" y los "Re", sin que nadie se moleste en modificarlos aunque haya cambiado la temática de la conversación.
-Destinatarios desconocidos en la casilla de "Con copia", que no le han sido presentados siquiera virtualmente.
-Nos solicitan confirmación de que hemos leído el mensaje, poniéndonos en el brete de mandar una respuesta que no siempre deseamos enviar.
-Se abusa de la función "Prioridad alta", dando excesiva importancia a mensajes que en realidad no la tienen.
-Largas frases en el "Asunto", referidas directamente al tema que aborda el mensaje, en lugar de resumir éste en unas palabras.
-Archivos adjuntos de varios MBs de peso, que bloquearán durante unos minutos su servidor de correo.
-Firmas que en ocasiones ocupan más texto que el propio mensaje, incluyendo animaciones o caracteres que no todos los programas de correo leen correctamente.
-Abundantes abreviaturas, como si el teclado de un ordenador fuera igual que el reducido espacio de un móvil con el que mandamos un SMS (muchos se excusarán alegando que escriben desde una BlackBerry)...
-O escritas en mayúsculas, olvidando que en el lenguaje escrito, las mayúsculas equivalen a hablar a voces.
-Y muchas aberraciones más, por no hablar del respeto a la ortografía o la estética (¿cómo puede alguien mandar un mensaje en Comic Sans verde?).
De acuerdo, todos tenemos poco tiempo para contestar los muchos correos electrónicos que se acumulan en nuestra bandeja de entrada. Pero, ¿justifica la falta de tiempo el comportarnos como trogloditas virtuales?
¿Qué hacer cuando se recibe un mensaje que viola las reglas más elementales de la urbanidad electrónica? La tentación más inmediata es, lógicamente, la de mandarlo directamente a la papelera.
O aún mejor: contestar al emisor mostrándole la tosquedad de su mensaje. Pero las propias normas de la netiqueta nos impiden tratar a un gañán con su propia medicina. Así que lo mejor es predicar con el ejemplo. Escriba correctamente, trate a todos con educación y respeto... y espere que algo se les pegue.