En el presente artículo, veremos cómo, con la tecnología que se ha incorporado en los últimos tiempos al sector de la automoción, nuestros coches pueden ser pirateados por algún hacker.
Hasta hace poco, los coches eran máquinas totalmente mecánicas, en las que los componentes tecnológicos y electrónicos no tenían protagonismo alguno.
A medida que la tecnología avanza, al igual que los sistemas de ayuda para conductores, los coches incorporan una gran cantidad de sistemas informáticos, que participan en procesos básicos y esenciales de la conducción, como, por ejemplo, en la dirección y los frenos.
Actualmente, los coches empiezan a conectarse a Internet; y, por tanto, no están exentos de sufrir pirateos en sus datos de información. No se trata de ninguna broma ni de algo que pueda llegar en un futuro lejano. Ya es una realidad, puesto que ha ocurrido en diversas ocasiones y diferentes modelos y marcas de coches totalmente distintos.
Sin lugar a dudas, la conectividad de los coches aporta una serie de ventajas a los conductores, pero también implica que haya una exposición a sufrir ciertos riesgos en la seguridad.
Concretamente, sí, es posible piratear coches desde hace 7 años, desde 2010.
Actualmente, muchos coches están conectados a Internet para utilizar algunos servicios que ofrecen los fabricantes en los sistemas de información y entretenimiento. Esto ha generado, en los últimos tiempos, mucha inquietud entre los expertos en seguridad de las principales marcas automovilísticas.
Si bien es cierto que los primeros casos se conocieron en 2015, con Jeep y BMW, ya se produjeron ataques de hackers en 2010, tomando el control de un coche.
Las marcas de coches, tanto las que han sido afectadas como las que no lo han sido, han ido tomando precauciones y medidas. Todos los fabricantes han desarrollado potentes departamentos dedicados a la seguridad de softwarey sistemas informáticos, con el objetivo de evitar que se puedan hackear sus modelos.
Los hackers ya han logrado controlar los sistemas de los automóviles, tales como la radio, las puertas, lo frenos, el aire acondicionado o la dirección; pero no el coche, realmente.
Un hacker puede conseguir deshabilitar o bloquear los frenos e, incluso, frenar de golpe aleatoriamente, siempre y cuando tenga acceso al GPS y conozca cuál es la situación del conductor. Podría, incluso, mostrar a los conductores que su ruta está bloqueada o dirigirlos a su gusto hacia donde quiera, simular emergencias, etc. Esta situación podría verse agravada cuando los coches autónomos cobren protagonismo en el mercado.
A modo de conclusión, la seguridad en los coches es un tema preocupante y serio. Un tema en el que las grandes marcas deberán poner toda la carne en el asador para aportar una seguridad total a los conductores.